Adam Plachetka: "Me siento afortunado, he cantado todos los papeles de mis sueños”
Como se acerca el célebre Festival de Primavera de Praga, queremos que conozcas al mejor cantante de ópera checo. El bajo-barítono y barítono Adam Plachetka ha conseguidos muchos logros a sus 35 años. No solo ha cantado en Praga, sino que también ha participado en espectáculos de Viena, Salzburgo, Múnich y en la Ópera Metropolitana de Nueva York. En diez años de carrera ha participado en más de doscientas funciones donde ha interpretado treinta papeles distintos.
P: ¿Cómo ha pasado y está viviendo esta época de coronavirus? ¿Hasta qué punto ha influido en su trabajo, le ha dado tiempo a cantar algunas obras buenas? El año pasado tenía previsto cantar en la ópera Fígaro en las ciudades de Chicago y Viena, y también Conte Almaviva y Fígaro en Nueva York. ¿Se llevaron a cabo alguno de estos espectáculos?
 
Esta época de coronavirus la he pasado en mi círculo familiar con tranquilidad y sosiego. Todas las funciones que has mencionado las he podido realizar; sin embargo, mi vida profesional prácticamente se paró en el mes de marzo de 2020. Inmediatamente después, se cancelaron varias funciones en Viena, también el festival en Salzburgo y las actuaciones en París que eran para otoño. Tampoco se han celebrado la mayoría de los conciertos planificados en la República Checa, aunque algunos se retrasaron a otoño. Es difícil saber qué puede ocurrir en otoño, o si se van a cerrar las instituciones culturales... Esta época me ha enseñado a no planificar demasiado y a tomar las cosas con perspectiva.



P: ¿Has tenido tiempo en este período para parar un poco, descansar y ordenar tus prioridades? ¿Has sacado algo positivo de este momento?
 
A: He de reconocer, con un poco de vergüenza, porque sé que estos meses han sido muy difíciles para muchas personas y empresas, que en mi caso prevalecen claramente los momentos positivos. Tras diez años en los que apenas he estado en casa, estoy disfrutando mucho del tiempo compartido con los míos y de la vuelta a mis orígenes. Seguramente también ha contribuido el hecho de haber pasado la cuarentena en una casa de pueblo en la región de Znojmo. Las restricciones estando en la naturaleza no eran tan duras como en las ciudades.
 
P: En el trabajo, ¿qué te ha dado tiempo a hacer?
 
A: Excepto el primer mes y medio, cuando desconectamos completamente, no he dejado nunca el ámbito de la música mucho tiempo. Conseguimos realizar todas las transmisiones del Festival de la Primavera de Praga, con la Filarmónica checa, con el Teatro Nacional, los conciertos de Litomyšl de Smetana y las grabaciones de los musicales mencionados con la Orquesta sinfónica de la Radio Checa. También he estado preparando un concierto en Třeboň, y una pequeña sorpresa desde el tejado del palacio Lucerna de Praga.

El martes de 24 de noviembre de 2020, justo un mes antes de las Navidades, celebré el lanzamiento del álbum Music Man, con canciones de los musicales; e invité a la fiesta a un conocido artista checo, Vojtěch Dyk. Estoy haciendo proyectos que me hacen feliz.

Si las cosas van bien, actuaré en la Lyrische Symphonie de Zemlinksi de Viena a comienzos del mes de junio. Después del espectáculo de Viena quiero trabajar por libre.



P: ¿Cuándo te diste cuenta que querías cursar la carrera de cantante de ópera? ¿Desde que eras pequeño? ¿Qué tuviste que sacrificar? ¿Hubo algún momento en el que estuvieses tentado de hacer otra cosa completamente distinta?
 
Pues me decidí a estudiar la carrera de cantante de ópera al final de la enseñanza básica (nota: en la República Checa, a los quince años). Por ese motivo, no tuve oportunidad de pensar seriamente en otro tipo de profesión. Desde los quince años me centré en tratar de ganarme la vida como artista. Sería difícil enumerar todo lo que ha sido necesario para conseguirlo...
 
P: ¿En qué consisten los estudios de cantante de ópera? ¿Qué es lo más difícil?
 
Lo más complicado es encontrar un buen maestro con el que te sientas cómodo y que te guíe convenientemente. No hay muchos buenos, y no existe uno que sea idóneo para todos. Yo tuve mucha suerte de encontrar al profesor Luděk Löbl, del Conservatorio de Praga, que me ayudó mucho en el plano personal y en la parte técnica. Creo que si me hubiese topado con otro, hoy día no estaríamos charlando aquí…
 
P: Tu estreno fue en el Teatro Nacional en 2005. ¿Recuerdas tu primer papel?
 
A: En mi primer papel interpreté a Mícha en La novia vendida (nota: una obra del compositor checo Bedřich Smetana, en checo Prodaná nevěsta). A los diecinueve años me dieron el papel del padre porque su voz era más grave. Pero fue solo para estudiarlo, ya que tardé un poco más en salir al escenario. Entre tanto tuve un estreno en el Teatro Kolowrat de Praga con una ópera basada en cuatro notas, Riemannoper, de Tom Johnson, que fue realmente mi estreno en el Teatro Nacional. Mientras tanto, me dio tiempo a preparar el papel de Basilio de El barbero de Sevilla, en la Ópera Estatal. Tuve mucha suerte de poder empezar en Praga y trabajar desde la comodidad de mi casa.



P: Eres miembro de la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper) desde 2010. ¿Cómo lo conseguiste, fue difícil alcanzar ese logro? ¿Cómo te sentiste? Un año antes estabas debutando en Múnich...
 
El contrato en Viena llegó en 2008. Me lo ofrecieron y me alegro de haberlo aceptado, a pesar de las dudas del principio... Me sirvió para ganar en experiencia, estos diez años han sido fundamentales para mi desarrollo artístico. Esta ha sido mi última temporada en la ópera. La despedida fue muy dura ya que de las 15 funciones planificadas en primavera no se llegó a realizar ninguna. Pero bueno, al menos pudimos hacer el concierto de final de temporada, y todos lo disfrutamos muchísimo.
 
P: Interpretar el principal papel de Schaunard en La Bohéme, ¿cómo te hizo sentir?
 
Fue una experiencia impresionante. Aún recuerdo aquel momento en la primera prueba de orquesta cuando fui de los bastidores a la sala y vi los asientos donde me sentaba cuando era estudiante. No soy una persona sentimental pero esta fue una experiencia muy fuerte.
 
P: Más tarde estuviste cantando Melissa, Don Giovanni, Fígaro... ¿con cuál te sentiste más cómodo, ¿cuáles han sido tus papeles favoritos?
 
Han sido muchos. He cantado casi todas las óperas de Mozart en Viena. Una inolvidable fue La italiana en Argel, en la preciosa escenificación de Ponnello. Resulta difícil escoger una sola pieza. En diez años canté en doscientas óperas interpretando treinta papeles distintos.
 
P: ¿Cómo es cantar en América? Eres el primer checo que a los treinta años ha actuado en Nueva York. ¿Podría considerarse esto como la cumbre de tu carrera? ¿Es diferente el público de allí?
 
No me gustan las comparaciones. Si acepto una actuación, siempre me la tomo muy en serio. Pero si hablamos de prestigio, por supuesto que Nueva York es importante y me gustaría volver, pero espero que la cumbre de mi carrera no haya llegado aún.

P: Y tu mejor función, teniendo en cuenta la representación, los compañeros, el público... ¿cuál fue?
 
Podría ser La boda de Fígaro, en Salzburgo, en 2015 bajo la dirección de Sven Erich Bechtolf. La producción estuvo muy bien trabajada y ensayada. No he vuelto a experimentar algo así hasta ahora. También me gustaron Los troyanos dirigida por David McVicar en Viena, pero mi papel fue muy pequeño. La mayor parte de la ópera la pasé sentado en el vestuario.



P: ¿Y qué es lo que te gustaría probar aún, cuál es tu sueño?
 
Es difícil de responder. Realmente, tengo suerte porque los papeles con los que había soñado ya los he interpretado cantando. Ahora empiezo a fijarme en el repertorio romántico italiano que guarda muchos personajes impresionantes pero aún no he soñado con alguno. Me gustaría interpretar alguna vez a Hans Sachs de Los maestros cantores de Núremberg, de Wagner, pero si esto no pasa, no me voy a enfadar.
 
P: ¿Cómo es el día de un cantante de ópera, por ejemplo en Viena o en la Ópera Metropolitana? ¿A qué dedica todo el día, cómo se prepara?

Depende. No tengo rituales, ya que no siempre hay tiempo para ello. Si estoy solo y no tengo otras obligaciones, suelo ir a descansar después de comer y luego preparo la función. Si estoy con la familia y hay que hacer cosas, no encuentro ni un momento para mí mismo hasta que no me siento en el vestuario.
 
P: ¿Cómo es compartir la vida con una cantante de ópera? ¿No resulta a veces complicado? Los dos han de cantar también en casa...
 
Todo lo contrario, estoy convencido de que es una ventaja porque así los dos entendemos mejor nuestro ámbito laboral. La vida del teatro es muy específica y no me puedo imaginar compartirlo con alguien que no lo haya probado. Cantar en casa sólo se hace en alguna ocasión. En la mayoría de los casos vamos a estudiar al teatro y en casa solo preparamos la voz antes de las funciones.
 
P: Ahora vivís en Moravia del Sur, ¿por qué? ¿os gusta? Resulta práctico también para las actuaciones en Viena, ¿verdad?
 
Actualmente pasamos mucho tiempo aquí, ya que nuestra agenda está más vacía de lo habitual, pero la residencia no la tenemos aquí. Hace un año construimos una casa de verano cerca de la ciudad de Znojmo y volvemos cada vez que podemos. La larga colaboración con el Festival musical de Znojmo fue también la causa de nuestro traslado. La cercanía a Viena la valorábamos mucho antes de emprender este proyecto.



P: ¿Te gustan los viñedos y el vino? ¿Puede tomar vino un cantante de ópera? ¿Tinto o blanco?
 
Personalmente, si tengo un día libre, bebo vino. Me gusta más el vino blanco tempranillo, pero no rechazo degustar cualquier tipo de buen vino.
 
P: ¿A dónde llevarías a unos turistas extranjeros, qué lugares te gustan más de Moravia del Sur?
 
Lo que mejor conozco –y que me gusta– son los alrededores de la ciudad de Znojmo y el Parque Nacional Podyjí. Pero no me gustaría olvidar otros lugares bellos de nuestro país, que son muchos. A quien le guste un viaje cultural, buen vino y fascinante naturaleza, no falla si se viene a Znojmo.