El castillo de Zvíkov

El castillo de Zvíkov

La sede de los primeros reyes checos, situada en la estratégica ruta comercial en la confluencia entre el río Moldava (Vltava) y el Otava, alcanzó su mayor nivel de fama en el siglo XIV bajo el reinado del apreciado Carlos IV.

El rey encargó una reconstrucción exhaustiva, le encantaba estar allí y, hasta el levantamiento del castillo de Karlštejn, las joyas de la corona checa se guardaban en este lugar. Su ancestral historia culminó en el siglo XX con la construcción de una presa que hizo que las aguas envolvieran por completo la gran roca sobre la que estaban el castillo y el asentamiento fortificado que había alrededor de este.

¿Por qué hay que visitarlo?

La enorme torre residencial, con una construcción es extremadamente inusual, es el centro de la fortificación del palacio real. Sus paredes de tres metros de grosor, hechas con rocas negras y cuadradas, se reforzaron aún más con láminas con pinchos sobre las cuales los proyectiles que se lanzaban en ángulo cerrado desde los fundíbulos y las armas de fuego se deslizaban sin causar mayor daño. Nadie fue capaz de tomar el castillo ni en la Alta Edad Media ni durante la guerra de los Treinta Años. Los amantes de los misterios defienden que esto se debe a los enigmáticos símbolos protectores que están esculpidos en las últimas 11 filas de las rocas de la torre. A pesar de que parecen letras rúnicas, los historiadores solo ven las marcas que dejaron los canteros que trabajaron en las construcciones reales. Aunque, ¿quién sabe?