Las montañas České Středohoří

Las montañas České Středohoří

Paisaje dividido por el río Elba a lo largo del cual se extienden lomas de formas variadas, improbables y tan increíbles que ni la imaginación de un poeta podría describirlas.
Tierra levantada por la terrible fuerza volcánica, calmada por las vidas de sus habitantes, tierra de los primeros Eslavos, región mencionada en muchas leyendas y los más famosos mitos checos con la montaña Říp, que está incrustada en los corazones de los checos. Laberinto de conos, cúmulos, pirámides, lomas redondeadas, gigantes solitarios. El imperio de la reina entre las montañas Milešovka y el rey Házmburk. Sus súbditos son unas lomas tan raras y extrañas que hasta es difícil creer —la montaña de hielo Plešivec, donde hay hielo también en junio, su hermano Boreč, la montaña de fuego que sabe mantener en invierno la hierba verde y musgo exhalando calor de su interior, también los extraños soles de piedra en los prados cerca del pueblo Třebívlice—. La tierra aquí es rica en granates checos que destacan por su brillo de color carmín oscuro. El hombre levantó aquí residencias espléndidas: Libochovice de barroco, Budyně de renacimiento con su pasado alquímico, Ploskovice de rococó, también ciudades orgullosas, la ciudad medieval Úštěk, con Casitas de Aves en lo alto, capillas y calvarios cerca de Ostrý, una nave de piedra en el bosque, ruinas monumentales del castillo de Helfenburk, la majestuosa Roudnice que rodea el palacio monumental de Lobkowitz, el pueblo conocido en el mundo entero como testimonio silencioso de la intolerancia humana —Terezín, la pintoresca ciudad de Litoměřicecoronada con la colina sublime denominada Dómský pahorek, la torre de la catedral de San Estéban y la ciudad Ústí nad Labem, que aún es poco conocida. Poca gente sabe que es una ciudad de cascadas con espléndidos alrededores. Es una región de cultivo de uva y, no obstante a su ubicación en el norte del país, el jugo de esta uva es muy sabroso y los vinos son famosos y muy apreciados. También es la región de la Porta Bohemika —el meandro amplio y grandioso del río Elba—, o del misterioso altiplano que rodea el pueblo de Verneřice, a la sombra de la montaña Buková hora.