A los checos les encanta recoger los frutas del bosque. Aunque los arándanos se pueden comprar durante todo el año, no hay nada más confortable que en la época de su crecimiento salir al bosque para recoletar las pequeñas y sabrosas frutas azules. Los arándanos del bosque destacan por su auténtico sabor y tienen buenos efectos para nuestro organismo. Contienen muchas vitaminas y muchos minerales, son conocidos por su efecto antioxidante. Su uso más habitual en la gastronomía checa es en la elaboración de los platos dulces calientes y fríos.

A parte de los dumplings rellenos de arándanos se utilizan para hornear unas tartales fantásticas. Existen muchísimas recetas y la fantasía no tiene límites en su preparación. Hay una gran variedad entre las masas que pueden llevar o no la levadura. El relleno de arándanos se puede combinar con quark, nueces o con otro tipo de frutas. Y el delicioso streusel lleva la tartaleta a la perfección. Se le pueden añadir almendras, semillas de amapola o nueces. 

La tartaleta de arándanos 

Preparación: 30 minutos
Cocción: 20-30 minutos

Ingredientes:

300 g harina de repostería
220 g azúcar
1 sobre de azúcar de vainilla 
1 sobre de levadura en polvo 
2 huevos
125 ml aceite
300 ml leche templada
Una pizca de sal 
Mantequilla y harina para engrasar y enharinar la bandeja

El streusel:
100 g harina
80 g mantequilla
80 g azúcar glas
1 sobre de azúcar de vainilla 

0,5 l de arándanos frescos

Elaboración:
Mezclamos harina, azúcar, sal y levadura en polvo. Añadimos aceite, huevos y leche templada. Removemos muy bien y echamos en una bandeja previamente engrasada y enharinada.
Ponemos los arándanos por encima de la masa. Elaboramos el streusel mezclando sus ingredientes. Los amasamos en pequeños grumos con los que cubrimos los arándanos.
Horneamos unos 25 – 30 minutos a 180 grados en un horno precalentado. Sacamos cuando este dorado. Dejamos reposar y enfriar. Los trocito los podemos espolvorear con azúcar glas. ​